jueves, 7 de octubre de 2010

Virulencia de la moda


“La posibilidad que tienen algunos procesos económicos, políticos, lingüísticos, culturales, sexuales, incluso teóricos y científicos, de superar los límites del sentido y avanzar por contagio inmediato (…) constituye a la vez un enigma para la razón y una maravillosa alternativa para la imaginación”.

Esto ocurre con el efecto de la moda, jamás aclarado. “Es la desesperación de la sociología y de la estética. Se trata de un contagio milagroso de las formas donde el virus de la reacción en cadena se enfrenta con la lógica de la distinción”. El placer de la moda es cultural, “pero ¿no debe más todavía al consenso fulgurante e inmediato en el juego de los signos? Las modas, por otra parte, se extinguen como las epidemias, cuando han arrasado la imaginación y el virus se fatiga. El precio a pagar, en términos de despilfarro, es el mismo: exorbitante. Pero todo el mundo lo acepta. Nuestra maravilla social es la de esta superficie ultrarrápida de circulación de los signos (y no la ultralenta de circulación del sentido)”. “La moda es un fenómeno irrepetible porque participa de ese modo de comunicación insensato, viral, inmediático, que sólo circula tan rápidamente porque no pasa por la mediación del sentido”. Ninguna razón filosófica ni sociología moral acabarán con la virulencia de la moda.


Jean Baudrillard, La transparencia del mal